Neoverso

La genialidad viene en distintas formas y tamaño. Aunque la tecnología a avanzado para facilitar el trabajo de todos los involucrados en la industria del entretenimiento, se ha hecho obvio y bastante más simple diferenciar a los genios de los demás. Excesivo uso del CGI (y a veces mal uso), malos argumentos, falta de percepción y uso de elementos externos para tratar de capturar interés (convirtiéndose en famoso por un instante) es parte de lo que nos rodea en el mercado.

Eso ocurría antes, eso ocurre ahora. Existen pocos (muy pocos) artistas que uno puede señalar con la mano y decir con confianza “Estoy seguro de que hará algo que no he visto en mi vida”. Shinchiro Watanabe es uno de ellos, que ha permanecido en el tiempo con un estilo independiente, irreverente y multicultural de la sociedad japonesa en general.

Pero después de Cowboy Bebop, parecía que el gran director había llegado a su techo. Porque como se podía superar semejante oda a la ciencia ficción y a los westerns. No parecía probable, por lo que él guardó silencio por cinco largos años (una película y un juego fue lo único que nos quedó de esa era).

Esto era porque preparaba un golpe masivo a la lógica y a la exactitud histórica en su siguiente obra. Con la contribución de Manglobe (un estudio creado de varios ex-empleados de Sunrise), Samurai Champloo sale para la cadena Fuji TV el 19 de mayo del 2004. Bajo la dirección del Shinchiro Watanabe y con los diseños de personajes de Kazuto Nazagawa; la obra invadió durante el siguiente año las pantallas, exponiendo un chanbara muy singular (y anacrónico).

La serie en si es una joya. Esta deja de lado la tentación de los combates extendidos y sucumbe ante la verdad (ninguna pelea con una espada de kilo y medio dura generalmente más de dos minutos entre descanso y descanso).

Con peleas dinámicas, intriga, complots desde y contra el gobierno, así como una gran cantidad de drama; por sí sola la serie es una obra vibrante de un Japón que ya no existe, aunque sólo uno de los protagonistas es samurai (y no es varón).

Así mismo, ellos viven las constantes necesidades de un mundo en donde sus habilidades no les brindan lo suficiente para comer. En su eterna costumbre; Mugen, Fuu y Jin recorren Japón quebrados, hambrientos y desarrapados; toman cualquier empleo a la mano y se meten en problemas por sus pecados.

Cargada de anacronismos con la era moderna y el género hip-hop, en lugar de afear le brindan a la obra una hilarante sensación de que no es una representación estricta de un pasado. Con esto la obra nos ofrece la suspensión de la realidad sin que se deje de lado la verdad, la obra es de ficción y no pudo haber sucedido, la combinación para una sano entretenimiento.

Fiel a su estilo, Shinchiro Watanabe volvió hace 10 años a dar de que hablar en el ámbito con una obra que en definitiva no tiene un punto de referencia contra el cual compararlo. Esta ha sido una de las mayores habilidades del director, a lo largo de toda su obra. Luego de un hiatus (para encargarse de la producción de Manglobe); desde el 2012 el director se ha lanzado al ataque con una serie de obras que nada tienen que ver una con la otra.

Desde Sakamichi no Apollon (una adaptación de una obra josei emitida en el 2012) hasta Space Dandy (una comedia de ciencia ficción del 2014), hay algo seguro con este autor, es difícil saber con que clase de combinación podrá venir después.

Aunque yo estoy esperando Terror in Resonance que está a poco de estrenarse (al tiempo de este artículo). De algo estoy seguro, cualquier cosa que me lance la voy a disfrutar mucho. Porque siempre me ha gustado lo que es diferente, y por esto es que Samurai Champloo se quedará en mi corazón. La pregunta es si también en el de ustedes.

Eso lo decide cada uno.