Oh! My Goddess! Un sleeping hit!

¿Cuál es la diferencia entre el éxito y el fracaso? ¿Qué se ocupa para que una serie sea exitosa? ¿Cuál es la receta para un éxito garantizado o para el fracaso asegurado? Desde el principio esta pregunta ha invadido y perturbado a muchos jóvenes que prueban fortuna en el manga. Los que tienen suerte, como Masashi Kishimoto, contemplan el éxito con su segundo trabajo como mangaka, que le trajo el reconocimiento del mundo en la forma de Naruto. Pero existen otros, que han tenido reconocimiento en Japón, pero lo han ido adquiriendo lentamente conforme pasa el tiempo, algo que se conoce en Hollywood como un sleeping hit. También para su segunda entrega, Kosuke Fujishima logró el éxito por su manga, a través de una ruta similar a la de Kishimoto pero con mucho más tiempo y paciencia. Porque el nombre de esta serie, del género senien, es Oh! My Goddess! (A Megami Sama!)

La serie arranca en Noviembre de 1988 (es correcto, ya cumple 25 años desde su primer número) en la revista Afternoon (una de las subsidiarias de Kodansha). La obra de Fijishima, que trata de la historia de amor entre una diosa nórdica, Belldandy (inspirada en una de las diosas que controla el destino en la mitología nórdica y en su caso controla el destino presente) y el estudiante Keiichi Morisato, continúa de forma ininterrumpida siendo publicado en la revista, con 45 volúmenes publicados de las aventuras que ambos padecen para consumar y solidificar su amor. Pero el éxito de la obra fue elusivo al principio. Se requirieron de cinco años para que la TBS considerara la producción de una serie limitada de este manga. ¿Pero qué se puede contar en cinco episodios de una serie establecida y solidificada?

Inicio! Spoilers!






Keiichi Morisato es un estudiante de primer ingreso en la Universidad. Tímido con las mujeres, sin pareja conocida, incapaz de resistirse a los menores deseos y caprichos de sus amigos; queda atrapado atendiendo llamadas en la residencia. En una confusión de llamadas para solicitar comida rápida, él por accidente llama al “Servicio de Diosas a Domicilio”, por lo que recibe la visita de la diosa del presente, Belldandy. Ella se presenta y le informa que tiene un deseo que puede volver realidad. Como no cree su suerte, Keiichi desea tener una novia tan linda y servicial como ella que lo acompañe para siempre. Automáticamente ella queda asignada a él y se forma un vínculo estrecho que no puede ser roto. Así inicia el juego de buena fortuna y mala fortuna en la vida de este simpático perdedor.

Ojo! Spoilers!




Lamentablemente, el trabajo de esta diosa queda descuidado, por lo que sus hermanas viajan al mundo de los mortales para convencerla de regresar. Primero llega Urd (la diosa del destino pasado, la mayor de las tres y la más sensual de todas), cuando esta no regresa debido al castigo que se le impone por intentar violar el contrato de su hermana; Skuld (la diosa del destino futuro, la menor y con actitud infantil) llega al mundo de los mortales para convencer a su hermana y evitar el desastre en que se ha convertido el tejido inmortal. Debido a que no acepta regresar, las tres quedan asignadas y viven junto con Keiichi hasta que su hermana regrese.

Ojo! Spoilers!

En un giro exclusivo del OVA, se presenta un grave disturbio en el tejido estelar que se relaciona con el templo donde viven. A Belldandy le dan tres días para poner todo en orden y regresar a casa. De esta forma, una carrera contra el tiempo, la cual coincide con la Navidad, se plantea entre los tres protagonistas, donde Keiichi lucha por conseguir dinero para cumplir con la promesa de regalarle un anillo bonito al objeto de su cariño, Belldandy lucha por terminar un abrigo tejido para su contratista y sus hermanas luchan por liberar el sello de promesa que se encuentra guardado en el árbol. Durante el desenlace aprendemos que Belldandy y Keiichi se conocen del pasado, renuevan sus lazos amorosos y las tres diosas continúan viviendo en el hogar de esta extraña familia.

Fin! Spoilers!

Un OVA de cinco episodios para una serie de cinco años habla mucho de la poca fe que los productores tenían en la serie. Desde el 2 de febrero de 1993 (cumple 20 años su primera emisión) hasta el 17 de mayo de 1994, esta fue liberada directamente en VHS para el público. Sin embargo, la apuesta fue muy popular, ya que tuvo que mandar a hacerse una segunda edición en 1995 y una tercera en 1996. Para el 2001, con una película liberada de la serie, esta fue masterizada en DVD; le dio vida a una serie de televisión y aseguró el éxito de la serie para todo público.

La popularidad de esta serie se debe a una serie de factores. Los personajes, aunque son estereotipos, representan a una sociedad japonesa que desaparece frente a los ojos de esta generación. El simpático perdedor, la esposa soñada por todo hombre japones (mujer de hogar, buena en los quehaceres y sumamente dócil), la sensual hermana tentadora y las insolentes hermanas menores (tanto Skuld como Megami Keiichi la hermana del personaje principal); son acompañados por personajes secundarios sólidos que estorban y pululan en la trama.

Pero sobre todo, uno de los puntos altos de la serie es la historia de amor eterno que se enfrenta al destino. Esto resulta irónico, dado que todas estas diosas representan al destino. La lucha entre el destino y el libre albedrío que se enfrentan el uno contra el otro por el amor mandan un mensaje para el público que puede compartirse para todas las edades. Por esta razón es que la serie sigue en edición hasta estos tiempos; y se ha tornado en una franquicia por sus propios méritos, a pesar de su humilde origen.

  • Vaya que interesante, no conocia la historia de este mangaka y que habia sido tan difícil su carrera. Que buena motivación para muchos artistas que están comenzando.

    • No todos son Kishimoto ni tienen su éxito. Muchos de los mangakas exitosos estudiaron otras carreras. Muchos de ellos tuvieron problemas con series o simplemente desaparecieron con el paso de las décadas. Sin embargo, Fusuke sigue publicando, esta serie. Todo se consigue con perseverancia y saber aprovechar ese golpe de suerte, cuando viene.