Iria The Zeiram Animation

Iria The Zeiram Animation (1994)

¿Qué tan pequeño es el mundo? Es tan pequeño que si reúnes a los mejores representantes de una nación en un sólo lugar para disputar un campeonato del mundo te percatas de que no hay diferencia entre la calidad y el desempeño de muchos, aunque no debería serlo. Para muchos colegas de la cultura frikie del país, existen tantas cosas que se han visto y se han dejado de ver, que en realidad no tener conciencia de su existencia nos hace ignorantes y resolverlo puede abrir el espectro a algo que no conocíamos. ¡Bendita ignorancia!
Una de las lecciones de humildad que me ha dado la vida es Zeiram. Esta película de terror japones de 1991 nos lleva a un futuro (tiempo real) donde un par de técnicos y una poderosa cazarecompensas deben enfrentarse a una criatura indetenible, Zeiram. Con un cuerpo casi indestructible, cuyo único punto débil es un apéndice en su cabeza, este imponente monstruo de terror protagonizó un éxito de taquilla del cual se aprovecho Toho Company para explotarlo en todas las formas posibles. Por supuesto, esto significaba una segunda película, acompañada de dos videojuegos y una prequela. Lamentablemente, lo único que me llegó de esta película hasta ahora es la prequela. ¿Por qué? Porque decidieron animarla.
Iria: The Zeiram Animation es el resultado del principio de explotación de marketing en tiempos modernos. Comisionada a Ashi Production (ahora Production Reed) y bajo la dirección de Tetsuro Amino, esta obra nos introduce al pasado de la cazarecompensas que rompe traseros extraterrestres en la susodicha película, la forma en que se introduce a la organización a la que trabaja y las razones por las cuales conoce a esta criatura como si fuera la palma de su mano. Lo más destacado es que con la cooperación con Bandai Visual se consiguió una obra original para video (OVA) que fue superior en animación a las obras de su propia época. Liberada a partir del 23 de junio del 1994, este fue un tentempié que nos preparó para lo que vendría para agosto del mismo año.
Inicio! Spoilers!
 

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Fin! Spoilers!
Han pasado 20 años desde la liberación desde este OVA. En ese tiempo, una obra original implicaba que uno podía esperar una obra de gran calidad para complacer el gusto y las exigencias de los más exigentes. Animadas con mucho presupuesto, con apenas uso de la tecnología CGI que caracterizaría a las obras en el furuto, Iria nos hace viajar a una era en que había más esmero por el trabajo y menos por el dinero. A comparación de los que ha salido en la actualidad, la calidad de la animación no se pone a duda, con una trama sólida y fuerte, que gracias a su condición breve no tiene ningún temor a decir la verdad. Por esto vemos la muerte que constantemente atormenta a Iria y a Kei, así como la relación de amor y odio entre Iria y Fujikuro; y las constantes traiciones de la Tidan Tippidai nos mantienen en nuestros asientos, hasta el desenlace donde la joven cierra un ciclo de su vida y abre otro.
Iria marca un inicio y un fin. Durante los siguientes cinco años a partir de este momento, la palabra OVA representaría una obra de máxima calidad para el disfrute de los aficionados, aunque también sería sinónimo del servicio al cliente. Calidad y presupuesto destinados a obras de gran profundidad, con tramas inteligente y asertivas, que a cambio de unas cuantas horas de emoción dejan una sonrisa en el espectador y nos deja deseando más. Con el advenimiento del cambio de siglo, algo de esta mística cambió. Todavía existen compañías que se sujetan a esta sensación (Macross Zero y Gundam Unicorn), pero lentamente la comercialización ha vuelto al OVA una extensión para vender más DVD. Y si esta tendencia continúa de la misma forma, vamos a terminar dejando de comprar lo que ya hemos visto. Así que la pregunta aquí es, ¿ustedes comprarían una obra para ver un añadido para darle novedad? ¿O preferirían ver algo excitante y diferente para comprarlo? La respuesta a esta pregunta será lo que nos devuelva el anime de calidad, ahogado en un mar de ecchi y fanservice. O nos hundirá más en ese océano, que trasciende hasta las actividades que depende directamente de su existencia. Queda en nosotros hacer la diferencia.